En nuestra tercera y última entrada de la Serie ¡Cuídate de no cuidarte! vamos a tocar un tema muy profundo y muy poderoso: el cuidado de nuestro espíritu.
En nuestras entradas anteriores hablamos sobre la importancia de cuidar nuestro cuerpo y nuestras emociones para tener una vida saludables. Pero de nada nos sirve tener un cuerpo sano y emociones saludables si perdemos nuestro espíritu. El espíritu es esta parte de nuestro ser que nos permite tener una relación personal con Jesús, es esa parte que estaba muerta, desconectada, y que ahora ha vuelto a vivir, no sólo por el tiempo que estemos en la tierra sino para la eternidad.
Salud espiritual basada en LA relación
Al ser nuestro espíritu la parte de nuestra ser que nos permite tener una relación con Jesús, cuidarlo significa cuidar esa relación con él, que no es cualquier relación sino que es LA relación más importante que podamos tener, pues aunque tiene un comienzo en el momento en el que creemos en Jesús y lo reconocemos como nuestro Dios, no tiene fin porque ha sido restaurada por Jesús una vez y para siempre.
Entonces, nuestro cuidado espiritual se basa en hábitos que nos permitan cultivar, mantener y hacer crecer nuestra relación con Jesús. Algunos de estos hábitos son la oración, tener amistades que comparten el amor por Jesús, la alabanza, la lectura de la Biblia, poner en práctica lo que aprendemos de la Biblia, diezmar, perdonar, entre otros, que nos permiten conocer a Jesús cada vez más y a la vez nos llevan a que esa amistad con él se note en nuestro día a día.
Estos hábitos mantienen a mi espíritu activo, fresco, fuerte y esto es vital porque pueden debilitarse mi cuerpo por alguna enfermedad o mi ánimo por alguna mala experiencia pero si mi espíritu está conectado con Jesús entonces no caeremos sino que podremos levantarnos y seguir adelante a pesar de las circunstancias que estemos enfrentando. Él nuestra fortaleza y esperanza.
Un espíritu saludable se comparte
Lo más importante de cuidarme espiritualmente es que se ve reflejado en todas las áreas de mi vida y al mismo tiempo me permite compartir con otras personas esa fortaleza y esperanza que tengo en Jesús. El amor que hemos recibido de Dios a través de su Hijo, es un amor que es generoso y que nos lleva a vivir generosamente en todas las formas posibles, incluyendo el de compartir la verdad que encontramos en una relación profunda y cercana con el creador y nuestro salvador.
A veces parece que escuchar canciones de alabanza, orar o estudiar la Biblia no son los hábitos más cool, pero te aseguro que sí serán los que más impacto tendrán en tu vida, en tu presente y futuro.
Así que, no creas que el cuidado de la vida espiritual es algo religioso porque en realidad es algo práctico y real que nos permite vivir con libertad y fortaleza sin que nada externo nos lo pueda quitar.
Serie ¡Cuídate de no cuidarte!
Lee sobre el cuidado del cuerpo y de las emociones en las siguientes entradas del blog