Disciplinar es una de las partes más difíciles de ser papá, pues hacerlo nos llega a doler a nosotros mismos. Sin embargo, aguantamos ese dolor porque los amamos y sabemos que la disciplina trae crecimiento en el carácter de nuestros hijos.
La disciplina a nuestros hijos ha sido desvalorizada y fuertemente criticada por quienes creen que la disciplina es una forma de maltrato y que lo único que hace es lastimar a nuestros hijos. La verdad, la disciplina es una de las mayores muestras de amor que los papás podemos tener con nuestros hijos pues es una muestra de que nos interesan sus vidas y que no queremos que sufran las consecuencias de una vida sin límites en su juventud y adultez, cuando ya no estemos para ellos.
Pero sin duda, la disciplina mal administrada sí puede llegar a ser perjudicial para el crecimiento personal y emocional de nuestros hijos. Como padres, tenemos la responsabilidad de guiar a nuestras familias y ayudar a nuestros hijos a crecer como personas que aportarán a la sociedad y a sus futuras familias. Sin embargo, hacerlo de maneras erróneas pueden tener el efecto contrario al que esperamos. Por eso, en BE Ministry traemos los errores más comunes como papás a la hora de disciplinar y los consejos prácticos para que comencemos a ser papás sabios a la hora disciplinar a nuestros hijos, así como, la disciplina apropiada para cada niño según su etapa de vida. Este artículo está basado en El libro del padre, escrito por los doctores Minirth, Newman y Warren, psicólogos especializados en familia.
Los errores más comunes a la hora de disciplinar
Sin duda todos nos equivocamos como papás. Esto no quiere decir que no podamos darnos cuenta de nuestros errores y comenzar a cambiar. Tal vez, al leer los siguientes errores, usted se identificará con uno o varios de estos, no se preocupe, el primer paso para cambiar es darse cuenta en qué estamos fallando.
Los errores más comunes de los papás a la hora de disciplinar es resumida por los doctores Minirth, Newman y Warren como El águila en picada. Un papá que es una águila es picada es el típico comportamiento de un papá que aparece en escena sólo para disciplinar o dar la orden de que se haga, pues a veces ni siquiera lo hace por sí mismo.
Déjeme ser un poco más claro: el águila en picada es la actitud que tomamos los papás cuando estamos envueltos y ocupados en «nuestras propias necesidades», entonces, mamá es la que dirige la disciplina día tras día. Ella es la que da lineamientos y pone castigos, pero cuando la situación se sale de control o cuando papá, que está volando alto en sus propias necesidades, ve que hay algún problema, entonces cae en picada, en caída libre, sobre su familia para «poner orden». Con pocas palabras, pero dichas de una manera dura, parece poner orden, y entonces, vuelve de nuevo a la altura de sus necesidades. ¿Ha pegado un manotazo a la mesa en medio de la cena porque hay mucho ruido? Entonces, ha sido un águila en picada.
Cuando leí sobre el águila en picada vi que encarnaba los errores más comunes de los papás a la hora de disciplinar. Así que, revisemos estos errores:
1. El águila en picada pierde identidad como papá y no disciplina.
Cuando el papá es un águila que cae cada vez que hay problemas, sus hijos no lo ven en ninguna otra función sino en la de «disciplinar». Esto hace al papá unidimensional ante sus hijos y para ellos el papá no tiene otra función adicional en la familia. Para completar, el papá que actúa así cree que está disciplinando cuando en realidad no lo está. Simplemente controla la situación. Detiene un mal comportamiento, corrige pero no reorienta. La buena disciplina busca atender los intereses físicos y emocionales del niño.
2. El águila es inconsistente y normalmente está equivocada.
La obediencia de nuestros hijos va a crecer en la medida en que seamos consistentes en orientar su comportamiento, en acompañar su crecimiento, y no en simplemente aparecer cada vez que el hijo ya ha desobedecido. Esta inconsistencia hace que el hijo no cree en su carácter límites que le ayuden a tomar decisiones sabias, por el contrario, el hijo comienza a darse cuenta que el papá sólo intervendrá si lo provoca demasiado, así que él comienza a entender que puede desobedecer hasta cierto punto sin consecuencia alguna. Asimismo, como aparece sólo cuando la situación ha llegado a cierto punto y no es consistente en acompañar a su hijo, no llega a conocer realmente a su hijo de forma íntima, siendo imposible que pueda aplicar la disciplina adecuada para su propio hijo.
3. El águila disciplina de mal genio.
La Biblia hace mucho énfasis en cuidar la ira, pues la ira mal manejada es muy dañina. El papá que disciplina como águila en picada, es un papá que disciplina, normalmente, airado. Es el peor error a la hora de aplicar la disciplina. Todos los expertos en familia recomiendan que la disciplina debe ser aplicada sin ira pues es cuando el papá puede llegar a ser un maltratador y a causar daños emocionales y físicos a los hijos.
4. El águila es ineficaz
El doctor Newman destaca en su libro que no puede haber disciplina si no hay primero una relación. Es importante que el papá desarrolle una relación con sus hijos que le permita acompañar a sus hijos de forma consistente. El águila es ineficaz porque es incapaz de ser una figura cercana en la que sus hijos vean una autoridad que acompaña y reorienta.
Consejos para ser un papá sabio a la hora de disciplinar
Ahora bien, tal vez es duro darse cuenta que hemos tenido una o varias actitudes de un águila en picada, de un padre que no ha ejercido con sabiduría la responsabilidad de disciplinar. Y tal vez por aquí hay que comenzar. Debemos entender que, aunque previamente nos ponemos de acuerdo con nuestra esposa sobre la disciplina y los límites que tendrán nuestros hijos, somos nosotros los responsables de que ésta sea realmente impartida y se haga de una manera efectiva y sabia. No podemos delegar tremenda responsabilidad, lo que no quiere decir que mamá no pueda tampoco hacerlo, pues ella también es autoridad en la casa. Sólo que, no podemos dejar que sea ella la que se desgaste mientras nosotros volamos alto en las nubes de nuestros propios intereses.
Así que, es importante que tengamos en cuenta algunos consejos que nos ayudarán a ser papás que aplican la disciplina de manera sabia.
1. Controle su ira a la hora de disciplinar
La ira necesita un plan y estrategias para ser controlada. Por eso, es importante tomar varias decisiones antes y durante el momento de ira. Antes del momento de ira, es importante que usted descubra qué es lo que realmente lo irrita: ¿es el comportamiento de su hijo? ¿Es algo que aprendió de su propio papá? ¿Es sentirse avergonzado frente a otros por causa de su hijo?. Asimismo, es bueno que reconozca su problema de manejo de ira y que al tiempo tenga alguien a quién rendir cuentas en este proceso de manejar su ira. Busque alguien de confianza que le ayude: su esposa, un consejero, pastor, amigo sabio. Y por último, como un paso importante, debe pedir perdón a sus hijos por los momentos en que no ha controlado su cólera y los ha herido en medio de querer aplicar la disciplina.
Ahora, es importante que también sepa cómo reaccionar en momentos de ira. Incluya a su esposa en ese momento para que ella pueda ayudarlo a que usted de un paso atrás y se calme. También, concéntrese en lo que usted quiere lograr con la disciplina, entienda que si lo hace airado terminará lastimando a sus hijos y no los ayudará a entender su mal comportamiento.
2. Recuerde que la meta de la disciplina es enseñar
La disciplina no es una manera de desquitarse con sus hijos por su mal comportamiento. Por lo tanto, es importante que haga una pausa y piense ¿Cuánta sed de venganza tengo? ¿Estoy enseñando y corrigiendo un mal comportamiento o me estoy desquitando con mi hijo? Después, identifique la enseñanza que necesita su hijo frente a la falta que cometió.
3. Asegúrese de que la disciplina sea la apropiada
Tenga en cuenta que una disciplina inapropiada no enseñará nada a su hijo. Piense si la disciplina que va a aplicar es apropiada para la edad de su hijo y si está bien para la falta que se cometió. No es lo mismo disciplinar a un niño que recién camina que a un adolescente y no es lo mismo que no haya arreglado su habitación a que haya robado. Su disciplina debe ser adecuada y consecuente. Para mayor claridad sobre este tema, lea el artículo «¿Cuál es la disciplina adecuada según la edad de mis hijos?«.
4. Cuando discipline a su hijo, hágale saber lo mucho que lo ama
La disciplina es un acto de amor. Pero decirle «esto me duele más a ti que a mí» no calará mucho en el corazón de sus hijos. Recuerde que usted está corrigiendo la transgresión pero sigue amando al transgresor. Expresar de manera verbal y física el amor hacia su hijo es importante. Déle un abrazo y dígale lo mucho que lo ama. Su hijo debe saber que usted no está bravo con él o con ella sino con su comportamiento.
Artículo basado en el libro «El libro del padre». DR. Minirth, Warren y Newman. Editorial Betania. Estados Unidos 1992.